Laocoonte y sus hijos es un grupo escultórico que data posiblemente del siglo I d.C.
Representa la muerte de Laocoonte, un sacerdote troyano, y sus hijos por parte de
serpientes enviadas por alguna deidad. Su castigo se debe a que advirtió a los troyanos de la
trampa del caballo de madera ideado por Odiseo, muerte que sería interpretada por los
troyanos como merecida por dudar de las intenciones de paz de los griegos.
En un primer análisis de la obra podemos apreciar a tres individuos, un adulto y dos
jóvenes, que se encuentran en plena lucha con lo que parece ser varias serpientes. Los tres
presentan gestualidades bastante contorsionadas, para nada serenas e incluso incómodas.
Para realizar un análisis más profundo se recurre a los conceptos de comunicación estética
(en el que se despliega el efecto engráfico), prendamiento estético (la emoción que se
genera en la experiencia estética) y las figuras de enunciante y receptor, términos
rescatados de la Prosaica de Katya Mandoki (2001).
El grupo escultórico es, en un primer momento, un objeto artístico, por ende, tiene la
capacidad de desplegar una comunicación estética con los receptores, comunicación que
adquiere más o menos intensidad de acuerdo con la capacidad del individuo por reconocer
el código cultural detrás de la obra; esto permite la apropiación subjetiva de aquel objeto. El
código cultural se relaciona con aquellos arquetipos que se estructuran en la mente, en sí y
en términos de Pierre Bourdieu, se puede decir que dicho código es el resultado de un
montaje simbólico y cultural que se transmite; tiene sentido en el habitus social del grupo
en el que se encuentra inscrito el individuo. El habitus son aquellas disposiciones, es decir,
prácticas y representaciones que estructuran los modos de ver y actuar de los individuos,
disposiciones que a su vez se estructuran en sociedad. Queda claro entonces que los
arquetipos se relacionan con el habitus de Bourdieu, que a su vez se relaciona con lo
adquirido en términos de Marcel Mauss. Según el habitus, el individuo es capaz o no de
identificar los rasgos estéticos (como los gestos), pues su código cultural se activa gracias a
la educación y la inserción social que sufre. Sin embargo, más allá de un aspecto social,
existen unos códigos que son percibidos y descifrados en la mneme que permea a todos los
individuos, responde a aquellos arquetipos primitivos que actúan a nivel inconsciente y son
determinantes en la comunicación estética o efecto engráfico que produce la enunciación.
De esta forma, Laocoonte expresa como imagen varios gestos o rasgos estéticos que pueden
ser considerados como gestualidades del pathos cargadas de energía o tensión dinámica, es
decir, la expresión de Dionisos en la imagen: como el pathos es aquel terror, es trauma, es
violencia, se puede destacar en la obra la presencia de la serpiente como terror máximo,
como aquello que provoca el pathos en los tres individuos que ataca; esto se expresa en
forma de gesto como reacción natural, instintiva o animal hacia lo que pone en peligro al
ser humano, de esta forma el gesto actúa como reacción del sistema nervioso que tensiona
músculos, provoca dolor, induce posiciones poco naturales o serenas (se ejerce violencia) y
en sus rostros se expresa ese dolor inmediato y traumático. Esta respuesta al pathos es
evidente en los rasgos de los músculos de las extremidades, que el autor de la obra tensiona
a un punto tal que plasma a la perfección esa reacción biológica. Se evidencia en la cabeza
del sacerdote que la inclina de una manera poco natural hacia atrás del cuerpo, alzando el
mentón y tensionando a su vez el cuello. En el individuo de la derecha del sacerdote, se
evidencia que se encuentra en un estado total de indefensión, pues la serpiente al agarrarlo
aparenta levantarlo un poco del suelo en el que reposaba; pese a que el pie derecho se
encuentra elevado, es notable una tensión muscular en su pie al poner los dedos en una
posición elevada. En el individuo de la izquierda de Laocoonte, se evidencia relativamente
más calma respecto a los otros dos, sin embargo, recién comienza a verse atrapado por la
serpiente, su reacción tensiona los músculos del abdomen y se gestualiza ese intento por
escapar del pathos.
Todas estas gestualidades desprenden dinamogramas, es decir, sus rasgos poseen la energía
de la dinámica relación entre Apolo y Dionisos, aunque más que energía se habla es de
potencia energética, pues Apolo, por medio de la escultura, ha contenido ese pathos y su
reacción en un punto estático en el que se guarda toda aquella energía acumulada a punto
de estallar. La mneme almacena la reacción primaria y salvaje de este pathos en el
inconsciente colectivo humano, por ello, una vez se despliega este pathos en forma de
arquetipo, logra ejercer en el individuo un retorno a ese estímulo, es lo que se conoce como
efecto engráfico y afecta la experiencia estética del individuo. Pero ¿a qué nivel o en qué
medida lo afecta? Eso dependen de qué tanta presencia del pathos hay en el individuo, pues
entre más patologías sufra, menos fuerza plástica posee para transformarlo en algo
accesible, por ende, estas pathosformel ejercen una mayor acción en este tipo de personas.
Sin embargo, hay individuos con suficiente fuerza plástica para soportar la presencia de
Dionisos, esto produce engramas, objetos, símbolos que canalizan su presencia bajo una
forma definida y que adquieren sentido en los receptores en forma de mneme.
Por eso, ante este grupo escultórico, la energía se desprende del gesto y se despliega en la
comunicación estética, que, por mediación de la mneme, nuestros arquetipos se activan y
afectan finalmente la manera en que percibimos la imagen. Se perciben expresiones que
activan elementos inconscientes de nuestro pensamiento, se logra “sentir” en forma de
recuerdo, nuestra reacción ante un estímulo traumático como lo es la lucha contra una
serpiente que puede darnos la muerte se traslada por medio del dinamograma a nuestro
interior y por ello nosotros como espectadores podemos percibir esa lucha que vemos,
podemos sentirla como si por alguna razón nosotros fuéramos alguno de los tres individuos.
Es gracias a esta memoria, sobre la forma en que reaccionaríamos, que nos genera
prendamiento estético o el efecto engráfico, por decirlo de alguna forma, y terminamos
“recordando” inconscientemente los movimientos primitivos, por ello el recuerdo de eso se
superpone a la imagen en forma de movimiento y así es como si pudiéramos percibir la
escena móvil del sufrimiento de Laocoonte y sus hijos.
Esa lucha se representa en nuestra mente como nuestras luchas primitivas. Su acción en
nosotros es una huella evolutiva, pues el pathos que se traslada nos genera sensaciones tales
como el de volver a un estado animal que se desprende de su periodo de tiempo actual, por
ello se habla de retorno al pathos primitivo cuando estamos frente a la imagen. Este proceso
de comunicación estética, que involucra a un portador del pathos como enunciante y
arquetipos como formas de recepción, podría considerarse como aquel primer momento de
la estructuración del habitus, pues como se mencionó anteriormente, el habitus presenta una
naturaleza cíclica como estructura estructurante que es a su vez estructurada, pero que, a
diferencia de la mneme, el habitus categoriza y define límites identitarios que pautan la
diferencia en la producción de arquetipos.
Bibliografía:
- Bourdieu, P., & Pazos, Á. (1991). El sentido práctico (p. 92). Madrid: Taurus.
- Debray, R. (1998). Vida y muerte de la imagen. Barcelona: Paidós.
- Didi-Huberman, G. (2009). La imagen superviviente: historia del arte y tiempo de
los fantasmas según Aby Warburg. Abada.
- Mandoki, K. (2019). Análisis paralelo en la poética y la prosaica: Un modelo de
estética aplicada. AISTHESIS: Revista Chilena de Investigaciones Estéticas, (34),
15-32.
- Mauss, M. (2018). Sociologia e antropologia. Ubu Editora LTDA-M
- Pérez Mantilla, R. (2018). El Nacimiento de la Tragedia. Fealdad, gracia y libertinaje. Estética y modernidad en el pensamiento colombiano [1940-1960], 275-288.
- Riosalido, S. Á. (2017). Una imagen surge de lo profundo. Carl Gustav Jung y Aby Warburg, un estudio comparativo. Forma: revista d'estudis comparatius. Art, literatura, pensament, (15), 9-25.
- Vernant, J. P. (2001). La muerte en los ojos: figuras del otro en la antigua Grecia. Gedisa.
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